A pocos días del trágico incendio que devastó la tienda Waldos de Hermosillo, un escalofriante recordatorio de la fragilidad de la seguridad reapareció a unas cuantas cuadras del lugar de la tragedia, cerca del Mercado Municipal.
un camión que abastecía de gas a locales comerciales. El hecho: un acto de negligencia que pudo haber tenido consecuencias irreversibles. Testigos advirtieron que el operador de la unidad no había colocado el cable a tierra, una medida de seguridad imprescindible al realizar esta labor.
Al ser confrontado, el trabajador simplemente confesó: “No traigo”, y continuó con la peligrosa maniobra.
Expertos en seguridad industrial y fuentes verificadas confirman que la carga de gas en una instalación requiere una conexión a tierra (o “unión”) para evitar descargas eléctricas peligrosas que podrían generar chispas. Este cable de cobre actúa como una barrera de seguridad, crucial en tuberías metálicas que pueden volverse conductoras ante un fallo eléctrico.
El Silencio que Cuesta Vidas
Esta reciente omisión resuena con amargo eco tras la tragedia de Waldos. ¿Cuántas otras fallas y riesgos conocidos están siendo ignorados en el día a día de Hermosillo?
Se ha señalado que, en tragedias pasadas, la sociedad y las autoridades sabían o intuían los riesgos. Sin embargo, el silencio y la indiferencia ganan la batalla hasta que la calamidad ocurre. Sólo entonces, tras la pérdida y el lamento, nos volvemos “juzgadores” de lo que, como sociedad y autoridad, hemos permitido.
Las empresas distribuidoras de gas, aquellas que incurren en estas omisiones, se estacionan regularmente en los alrededores de las oficinas de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO). Sin embargo, según testimonios de fuentes confiables, los operativos de supervisión se han convertido en un “pase de lista muy redituable”; el resto es, sencillamente, simulación.
La lección de Waldos parece no haber sido aprendida. Mientras no haya consecuencias reales para la negligencia y la simulación en la vigilancia, la pregunta de la ciudadanía queda suspendida en el aire: ¿NUNCA MÁS?
Con información de Miguel Ángel Avilés Castro


