Un hombre armado mató al menos a 19 niños y dos adultos el martes en una primaria rural de Texas, informó un funcionario de la policía estatal, en el tiroteo más mortífero en una escuela primaria estadounidense desde la masacre de Sandy Hook hace una década.
Los asesinatos se registraron poco antes del mediodía en la escuela primaria Robb, en Uvalde, una pequeña ciudad al oeste de San Antonio, donde esta semana los alumnos se preparaban para empezar las vacaciones de verano. Al menos una maestra estaba entre los adultos asesinados y varios otros niños resultaron heridos.
El atacante, a quien las autoridades identificaron como un hombre de 18 años que había asistido a una secundaria cercana, llevaba varias armas dijeron los funcionarios. También murió en el lugar, informaron.
“Disparó y mató horrible, incomprensiblemente”, dijo el gobernador de Texas, Greg Abbott, en una conferencia de prensa.
Mientras que los padres aterrorizados en Uvalde esperaban recibir noticias de sus hijos, los oficiales de seguridad se apresuraban para averiguar cómo se había desarrollado la masacre. El tiroteo masivo reabrió el debate político nacional en torno a las leyes de tenencia y portación de armas y su prevalencia. Diez días atrás, un hombre armado disparó y mató a 10 personas dentro de un supermercado en Búfalo.
“Esto es simplemente maldad”, dijo el martes sobre el tiroteo Rey Chapa, un vecino de Uvalde que utilizó una palabra altisonante. Chapa comentó que su sobrino estaba en la escuela cuando ocurrió el tiroteo pero que estaba a salvo. Estaba esperando noticias de sus familiares y amigos sobre la condición de otros niños y recorría Facebook en busca de actualizaciones. “Me temo que voy a conocer a muchos de estos niños que mataron”.
Frente a la escuela, los oficiales de la policía estatal estaban dispersos y una ambulancia permanecía estacionada con las luces intermitentes. Adolfo Hernandez, residente de Uvalde desde hace mucho tiempo, dijo que su sobrino había estado en un salón de clases cerca de donde ocurrió el tiroteo.
“De hecho, fue testigo de cómo le disparaban a su amiguito en la cara”, dijo Hernandez. El amigo, dijo, “recibió un disparo en la nariz y simplemente cayó, y mi sobrino quedó devastado”.
El martes por la noche, en un breve discurso transmitido desde la Casa Blanca, el presidente estadounidense, Joe Biden, se mostró conmocionado al hablar sobre el ataque y pidió acción, pero no abogó por una política o voto en particular.
“Es simplemente enfermizo”, dijo sobre el tipo de armas que se pueden conseguir de manera sencilla en Estados Unidos y que se usan en tiroteos masivos. “¿Dónde, en el nombre de Dios, está nuestra fortaleza, la valentía para actuar más y enfrentar a los grupos de presión? Es hora de convertir este dolor en acción”.
Biden agregó más tarde: “Que el Señor esté cerca de los quebrantados de corazón y salve a quienes tienen el espíritu abatido, porque van a necesitar mucho”.
El tiroteo sucedió el día de las elecciones en Texas, cuando los votantes de todo el estado acudieron a las urnas para las primarias que preparan el escenario para las votaciones de noviembre, en un momento en que tanto el estado como el país han estado desgarrados por los desacuerdos políticos en torno a la raza, la inmigración y el aborto.
Al conocerse el saldo de víctimas, los sucesos de la primaria Robb de inmediato trajeron a la memoria los dolorosos recuerdos del tiroteo de 2012 en Sandy Hook en Newtown, Connecticut. En aquella ocasión seis integrantes del personal y 20 niños murieron, algunos de ellos de hasta 6 años. Seis años después, un hombre armado mató a 17 personas en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida.
Lydia Martinez Delgado dijo que su sobrina Eva Mireles, maestra de cuarto grado en la escuela, estaba entre quienes murieron en el ataque. Mireles había sido maestra durante 17 años, dijo su tía, y era “muy querida”, una ávida excursionista y se enorgullecía de enseñar a una mayoría de estudiantes de ascendencia latina. “Ella era el alma de la fiesta”, dijo Martinez Delgado.
Para muchos el peso de la tragedia parecía aumentar por registrarse tan poco tiempo después de un tiroteo masivo en el que murieron clientes negros de un supermercado en Búfalo, una de las masacres racistas más mortíferas en la historia estadounidense reciente. Se trataba del tiroteo con más víctimas mortales en Estados Unidos este año hasta que se registró la masacre de Uvalde el martes.
Abbott dijo que el tirador era residente del mismo condado en el que sucedió el ataque, que acudió ahí a la secundaria y que había actuado solo. Ingresó a la escuela con una pistola y posiblemente con un rifle, dijo el gobernador.
No quedó claro de inmediato si la balacera sucedió en un aula o en varias y los funcionarios no habían dado a conocer los nombres ni las edades de los estudiantes y la maestra asesinados. Al menos tres menores —una de 9 años y dos de 10 años, una en estado crítico— fueron llevadas a University Health, un hospital en San Antonio, para recibir tratamiento.
Los funcionarios estaban averiguando si el atacante, a quien identificaron como Salvador Ramos, había considerado como objetivo a la escuela o acabó ahí por casualidad, según un funcionario de seguridad, quien pidió el anonimato para describir una investigación que, advirtió, estaba desarrollándose. Aparentemente, el atacante atravesó una valla de la escuela con una camioneta antes de entrar al edificio, dijo el funcionario. Al menos dos agentes que habían tratado de detener al atacante resultaron heridos en el tiroteo, ninguno de ellos de gravedad, dijo el funcionario.
Marsha Espinosa, subsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional, dijo que al menos un agente de la Patrulla Fronteriza de EE. UU. resultó herido después de responder al tiroteo en la escuela primaria Robb. “Al ingresar al edificio, los agentes y otros agentes de la ley enfrentaron disparos del sujeto, quien estaba encerrado en una barricada”, escribió en Twitter.
Poco antes de la masacre, una mujer de 66 años con heridas de bala fue transportada vía aérea a un hospital en San Antonio. El funcionario dijo que la mujer parecía ser la abuela del tirador, aunque su vínculo y la naturaleza del tiroteo seguían bajo investigación.
El ataque sucedió poco después de las 11:30 a. m. Durante gran parte de la tarde, cuando corrió la voz, los padres angustiados recibieron instrucciones de no acudir a la escuela. “Por favor no recojan a los estudiantes en este momento”, indicó el distrito escolar y los dirigió a un centro cívico local. “Hay que dar cuenta de los estudiantes antes de entregarlos a su cuidado”.
Los padres y familiares buscaban con desesperación cualquier información cuando la noticia de que un atacante en la escuela se convirtió en la certeza de que tantos niños habían sido asesinados.
Ryan Ramirez le dijo a la estación KSAT en San Antonio que no lograba localizar a su hija, estudiante de cuarto grado en la primaria Robb, cuando acudió a la escuela y al punto de reunión en un centro cívico local. “Nadie me dice nada”, dijo. Y añadió: “Estoy intentando averiguar dónde está mi bebé”.
Incluso antes de que se supiera mucho sobre el atacante, sus motivos o los detalles de las armas que empleó, los asesinatos volvieron a centrar la atención nacional en el debate por el control de armas y los derechos de la Segunda Enmienda.
El senador Chris Murphy, demócrata por Connecticut y un defensor de la legislación por el control de armas, dijo: “Creo que todos aquí van a ser remecidos hasta la médula por esto”. Y añadió: “No tengo idea de cómo enfrenta esto una comunidad. No hay forma de hacerlo bien. Tu comunidad nunca es la misma después de esto”.
La Asociación Nacional del Rifle tiene programado llevar a cabo su reunión anual en Houston a partir del viernes. Abbott está entre los republicanos destacados que se prevé acudirán, junto con el expresidente Donald J. Trump y el senador Ted Cruz.
“Hoy es un día oscuro”, dijo Cruz en un comunicado. En mensajes publicados en Twitter dijo que el país había “visto demasiados de estos tiroteos” pero no hizo ningún llamado inmediato a prevenir los asesinatos masivos con propuestas de políticas concretas.
El senador Joe Manchin por Virgina Occidental, un demócrata cuyo intento de legislar la revisión de antecedentes como requisito para comprar armas fue bloqueado en 2013, dijo: “No tiene sentido en absoluto la razón por la que no podemos hacer cosas de sentido común para evitar que algo de esto suceda”.
La primaria Robb, un edificio de ladrillo cerca de los límites del centro de la ciudad, atiende a más de 500 estudiantes, la mayoría de ellos de entre 7 y 10 años. Aproximadamente el 90 por ciento de los alumnos son hispanos, según los registros del distrito y casi todos los demás son blancos. Un letrero que cuelga de la escuela dice “Welcome!” y “¡Bienvenidos!” junto al logotipo de la escuela, un corazón.
En el barrio alrededor de la escuela, más del 40 por ciento de los habitantes han vivido en la misma casa por al menos 30 años, según muestran datos del censo. Y más de una cuarta parte de los 15.000 residentes de Uvalde son niños, mucho más que el promedio nacional. Más de una tercera parte vive en el límite federal de pobreza o justo por encima de él.
Joaquin Castro, representante del Congreso por Texas, describió Uvalde en Twitter como una “comunidad maravillosa y muy unida”.