Carmen Sánchez, sobreviviente de violencia ácida asegura que las mujeres que han sufrido ese tipo de violencia siguen sin acceso a la salud y a la justicia.
Las iniciativas de reformas legislativas sobre la violencia ácida de algunos estados se basan en la prevención, por lo que Carmen Sánchez sobreviviente de este tipo de violencia se cuestiona: “¿Dónde quedamos las mujeres que estamos luchando para reformar cada uno de los códigos penales? Aún no tenemos acceso a la justicia, todas. Tampoco a la salud”.
La iniciativa de la Ley Ácida, impulsada en el año 2023, busca que se considere a las víctimas de ataques con ácido como víctimas de feminicidio y se tipifiquen estas agresiones en cada estado de nuestro país como feminicidio y como violencia ácida. Actualmente, el 96% de los casos denunciados no han recibido sentencia, solo cuatro agresores fueron vinculados a proceso, tres por feminicidio en grado de tentativa y uno por violencia familiar, de acuerdo con la Fundación Carmen Sánchez.
“Para nosotras no son suficientes de cuatro a 12 años porque a nosotras nos destruyen la vida”, dice Carmen Sánchez, activista y sobreviviente de un ataque con ácido en entrevista con La Cadera de Eva. Las penas de cárcel a quienes cometen este delito, en algunos estados, no son suficientes para las víctimas que han sufrido este tipo de agresiones.
Actualmente, la activista junto con la Fundación Carmen Sánchez está impulsando una reforma legislativa en el Estado de México para que se aumenten la pena porque solo contempla de cinco a 10 años de prisión a quienes comentan este tipo de lesiones y lo tipifica como un grave delito de lesiones, por eso apelan a que no se quede establecido como un delito de lesiones y se reconozca como un delito de género.
La Ley Ácida
La Ley Ácida, también conocida como Ley Malena, nombrada así en honor de María Elena Ríos, saxofonista oaxaqueña sobreviviente de feminicidio por un ataque con ácido en septiembre de 2019, tipifica los ataques con ácido, sustancias químicas o corrosivas como un delito de género.
Dicha ley fue aprobada por el Congreso de la Ciudad de México en febrero de 2023 y modificó el Código Penal para considerar la violencia ácida como tentativa de feminicidio. Las penas para este delito varían dependiendo de la entidad federativa, por ejemplo en Puebla van de 20 a 40 años de cárcel.
Desde la Fundación Carmen Sánchez consideran que las reformas legislativas “deben ir acompañadas de marcos legales y políticas públicas que puedan prevenir, atender y sancionar este tipo de delitos de manera diferenciada como lo amerita”, explica la activista de derechos humanos.
Además, que la investigación y juzgamiento de estos casos se realicen con perspectiva de género, con el enfoque diferenciado, con análisis de contexto y tomando en cuenta los protocolos internacionales de atención a mujeres víctimas de la violencia.
La lucha legislativa que comenzó desde el año de 2019 ha logrado un gran avance en el acceso de justicia y en las reformas legislativas como en el estado de Oaxaca en el que se cambió el Código Penal en el capítulo de alteraciones en la salud por razones de género cuando se atente con ácido o químicos y tiene una pena de 20 a 30 años de sanción.
Sin embargo, algunos estados como Aguascalientes, Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo, contemplan las lesiones con ácidos y sustancias corrosivas o químicas como lesiones calificadas o como agravantes. Sánchez explica que esto sucede porque los gobiernos siguen calificando esta violencia como “crímenes de honor, crímenes pasionales, siguen poniendo la responsabilidad en las mujeres y quitándole la responsabilidad en ellos”, señala.
Los restos aún persisten
Uno de los retos que enfrentan las impulsoras de la Ley Ácida es que no en todas las entidades se cuenta con una Ley contra Ataques de Ácido, estados como Aguascalientes, Baja California, Quintana Roo, Campeche, Colima, Puebla, Estado de México, Oaxaca, San Luis Potosí y Ciudad de México, ya tienen sentencias de este delito, mientras que estados como Querétaro y Chihuahua aún no legislan a favor.
Esto tiene que ver porque en algunos estados solo hay registro de un caso, entonces las autoridades explican que si no hay más casos no pueden proceder a cambiar su legislatura, narra Carmen Sánchez.
“A la fecha se sigue diciendo ese mismo discurso y nosotras consideramos que una sola mujer atacada con ácido en México debería mover al país completo. No se puede esperar a que seamos 11, 12, 13 mujeres a diario atacadas con ácido. Para que volteen a ver cuál es nuestra necesidad de que se pueda legislar”, denuncia la activista.
Otro de los retos que enfrenta y que se debe considerar para que la justicia sea accesible es que exista un registro de los ataques con ácido por parte de las instituciones de salud, porque actualmente no existe un registro oficial, sin embargo, desde la fundación han registrado el caso de 28 mujeres atacadas con ácido en México en las últimas dos décadas.
Las entidades federativas que más reportan estos crímenes son la CDMX, Puebla y el Estado de México, de las 28 víctimas mujeres, solo 22 han logrado sobrevivir, la mayoría de los casos, las víctimas tenían entre 20 y 30 años de edad y en el 85% de los casos el autor intelectual fue un hombre: cinco de ellos eran parejas y 11 de ellos exparejas sentimentales de las víctimas, de acuerdo con la Fundación Carmen Sánchez.
Por otro lado, explica que muchas de las iniciativas de reforma legislativa de los estados son solo para prevenir estos ataques y no voltean a ver a las mujeres sobrevivientes de violencia ácida.
¿Qué es la violencia ácida?
La violencia ácida se define como el acto de arrojar ácido o sustancias corrosivas en el cuerpo de una persona con la intención de desfigurarla, mutilarla, torturarla o asesinarla. En el 90% de los casos registrados la agresión se ha dirigido al rostro. Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
Este es un tipo de violencia feminicida que no solo pone en riesgo la vida de las mujeres en el acto, sino que meses o años después de la agresión las afectaciones físicas y psicoemocionales siguen presentes en las personas que logran sobrevivir. El ácido es una sustancia letal que puede llegar a perforar la piel porque deshace por completo las capas y la superficie del cuerpo y/o cara por eso es que se dice que es una violencia feminicida, explica Carmen Sánchez.
Desde la fundación han documentado casos de mujeres que no lograron sobrevivir al ataque. Como es el caso de Marta Ávila del Estado de México, quien perdió la vida por ingerir ácido al momento de su ataque. Es por eso que, las mujeres que han sobrevivido al ataque dicen fuerte y claro que “La violencia ácida es una tentativa de feminicidio”, detalla Sánchez.
Más del 30% de los ataques se cometieron por dos o más personas: ya sea como actores materiales o como intelectuales, de acuerdo con la fundación. Carmen Sánchez explica que la violencia ácida no es nueva como se ha hecho creer, el primer caso fue el de María López hace 34 años.
“Este tipo de violencia aquí en México viene ocurriendo desde hace tres décadas, más de tres décadas”, concluye la activista.
Tomado de Sin Embargo