El reciente revés legal contra Grupo Salinas en México, sumado a las amenazas de sanción por desacato en Estados Unidos, exhibe un patrón conductual de su presidente, Ricardo Salinas Pliego, que muchos interpretan como una sensación de omnipotencia legal y empresarial.
La imagen del empresario que opera por encima de las obligaciones contractuales y las resoluciones judiciales se ve desafiada ahora por dos frentes:
- El golpe judicial en México: Adiós al blindaje
La narrativa de “todo poderoso” se resquebrajó cuando un Tribunal Federal revocó las medidas cautelares que, de forma polémica, protegían a TV Azteca de sus acreedores en México por un adeudo de 580 millones de dólares.
La táctica: El Sexagésimo Tercer Juzgado Civil de la CDMX había extendido una medida que blindaba a la televisora. Este tipo de maniobras es visto por sus críticos como un intento de evadir responsabilidades financieras amparándose en resquicios legales locales.
La respuesta (búsqueda de diálogo y minimización): Tras la revocación, Grupo Salinas emitió un comunicado urgente pidiendo “diálogo” con los tenedores de bonos. Sin embargo, simultáneamente, calificó la decisión judicial como “contraria a derecho” y una “cuestión meramente accesoria”, minimizando su impacto en el fondo del conflicto. Este doble discurso —petición de acuerdo mientras descalifica a la autoridad— refuerza la percepción de una postura de superioridad.
- El desafío en EE. UU.: La amenaza de desacato
La actitud de “ignorancia selectiva” hacia los procesos legales internacionales es el corazón del conflicto con los fondos de inversión en la Corte de Nueva York, que litigan contra TV Azteca y 39 de sus filiales.
La orden desacatada: El juez Paul G. Gardephe ordenó a TV Azteca el 22 de septiembre desistirse de los litigios abiertos contra sus bonistas en México.
La dilación: Los abogados de la televisora reconocieron que tardaron 22 días en “informar formalmente” a los juzgados mexicanos, y no han aceptado el desistimiento. Esta demora intencional es interpretada por los acreedores como un acto de desafío directo a la autoridad judicial estadounidense.
El riesgo de sanción: Como respuesta, los acreedores están solicitando que se impongan sanciones por desacato no solo contra TV Azteca y su controlador (Grupo Salinas), sino que se evalúe aplicarlas también contra Ricardo Salinas Pliego como accionista mayoritario.
El patrón conductual de Salinas Pliego parece buscar mantener el control a través de la litigación prolongada y la desobediencia estratégica. Sin embargo, el cerco legal se está cerrando, obligando al consorcio a buscar un “diálogo” que pudo haber evitado acatando las resoluciones iniciales. El resultado final del caso definirá si la estrategia de la “omnipotencia” jurídica prevalece o si las cortes binacionales logran imponer el cumplimiento de las obligaciones.


