21 noviembre, 2024
Estatal

Por Grupo México, el futuro es incierto para el río Sonora: Camelia Vejar

La inconformidad por el uso del agua que hace Grupo México propietario de la Mina Buenavista del Cobre, propicia que los habitantes de las poblaciones del nororiente de Sonora: Bacoachi, Cananea (a 33.554 millas de Naco, Arizona) y Arizpe (98.17 millas de distancia de la frontera con Naco, Arizona), comparen la forma de trabajo que implementan en el país azteca con el que hacen en Estados Unidos.

Camelia Vejar Balderrama es una mujer que radica entre Tucson, Arizona y Unámichi, Sonora, una localidad que pertenece al municipio de Bacoachi, ubicado a 37.28 millas de la frontera de Naco, Arizona, por donde se ingresa a esta parte de la Sierra Madre Occidental.

Entrevistada por Conecta Arizona en su casa de Unámichi, expresó que el futuro “se mira muy incierto para todos los pueblos del río”.

Como todos los pobladores de estos municipios, Camelia vive las consecuencias del desabasto de agua. Esto se debe a que los pozos y el acuífero del Río Bacoachi están secos, de ahí se abastecen para las actividades propias del hogar, y para actividades que se realizan en pequeña escala como la agricultura y la ganadería, principalmente.

Además de la sequía que se declaró en Sonora, la gente de la región, señala que Grupo México (la empresa minera que tiene presencia mundial y que, en Cananea, tiene una mina de cobre a cielo abierto), ha “saqueado” el agua de consumo humano para el trabajo de Buenavista del Cobre.

¿Aquí a qué te dedicas? ¿Qué haces aquí?

Tengo unas tierras que me dejó mi papá, también tengo una bodega y mi esposo tiene ganado, ahí lo lleva a la milpa y sembramos pastura, lo que podemos.

El problema de desabasto de agua que hay en la región, ¿de qué manera te afecta?

Pues nos afecta mucho porque mi papá nos dejó unas tierras, a mis hermanos y a mi mamá, y pues ahorita no hay agua. De hecho, yo sembré alfalfa y fue dinero tirado, por decirlo así, porque no nació, no se dio para nada, se llenó nada más de palmita la siembra y francamente no sirvió.  Pero a los que más me afecta es a mis hermanos, porque ellos tienen más tierra. Entonces, pues no, nada sirve, ¿por qué?, porque no hay agua.

Pobrecitos, mis hermanos, uno de ellos ha estado siembre y siembre, el pobre, y se le seca y vuelve a resembrar y vuelve a resembrar. Ahorita tiene sembrado maíz, tiene bastante maíz y pues tiene pastura para el ganado y a ver qué pasa. Porque, aunque ha llovido, no es suficiente.  El agua, como cae, la consume el suelo o se evapora inmediatamente.

Y pues nos ha afectado mucho, hasta los pozos que sirven para uso doméstico también están secándose. Ellos siembran pastura para llevarle a las vacas allá a los potreros y tampoco no se ha dado. Mi hermano me estaba comentando, está muy, muy feo, dice, no, no, está una hierbita chiquitita, dice, y ya la quemó el sol.  Y la alfalfa no sirvió, no hay con qué regar, no sé qué vamos a hacer.

Dice, si no llueve vamos a tener que vender el ganado, pero pues a ver quién lo compra flaco. Aparte de la sequía que ya existía, esta extracción de agua que hicieron ha afectado muchísimo.

En la cuestión doméstica, ¿de qué manera ha cambiado las actividades habituales?

En la cuestión doméstica han cambiado hábitos, por ejemplo, a ciertas horas ya no hay agua para nada. Donde vive mi mamá ha durado días sin agua, porque igual los pozos se están arrastrando. No tienen agua. No hay agua. 

¿Has participado de alguna manera informando o comunicando cómo está la situación a personas que no están tan cercanas al movimiento y que no piensan que esto pueda afectarles?

Sí, claro. Lo que pasa es que en este pueblo y en muchos, hay mucha desinformación, la gente está… somos ignorantes respecto al tema; mucha gente piensa que, porque mira llover y que llovió muy bonito, ya es todo. Y, nosotros sabemos que realmente no es así. Sí ha llovido, pero no es suficiente. No es suficiente.

Y sí, sí hemos tratado de hablar con las personas y hacerlos conscientes de la situación, porque la mayoría de la gente como que lo ve y como que, ‘ay, no es mi problema’, o ‘ay, yo no tengo tierras’, pero no contamos con que no nada más es eso, sino el agua para uso doméstico. 

O sea, no nos bañamos, no cocinamos, no tenemos mascotas, o sea, no está consciente la mayoría de la gente, como que no está muy consciente de la gravedad del problema. Y sí, sí tratamos de concientizar a las personas y hacerles ver simple y sencillamente…

Pedro, mi hermano me estaba diciendo que, con los vecinos, estaba comentando de un pozo que están equipando y que le preguntó, ¿Qué pasó con ese pozo?  No, pues, ahí está, pero no tiene agua, y le dijo, Pues, te dije, para qué quieres, si no tienes agua.

Como le digo, es difícil a veces con la gente porque tenemos un cierto grado de ignorancia, vemos las cosas y ni viéndolas hacemos conciencia de lo que está pasando. O pensamos que falta mucho para que llegue ese día de que no haya agua, cuando no. Lo estamos viendo.

Camelia Vejar es de las personas que apoya el paro que instalaron habitantes de las poblaciones afectadas por la falta de agua en la Carretera 89, en el punto conocido como Cañón de Evans, a diez millas de Cananea. El objetivo de las dos guardias de doce horas que se han organizado, es evitar el paso de pipas que lleven agua a la mina Buenavista del Cobre, en Cananea.

¿Qué opinas de que un monstruo de la minería esté aprovechando un recurso humano, un derecho humano

No sé ni cómo describirlo, es indignante, por ejemplo, anoche que yo pasé por el paro, digo ¿cómo es posible tanta injusticia para que unos cuantos se enriquezcan y tengan todo el dinero y todo lo que no ocupan? Porque en su vida se lo van a terminar; y que tanta gente humilde, tanta gente pobre esté padeciendo. Anoche estaba mi hermano ahí en el paro y estaba lloviendo y es gente muy, muy humilde, que realmente necesita las cosas para vivir.

Entonces digo yo, ¿cómo es posible que los gobiernos, estas mismas personas, no miren eso? O sea, a mí se me encoge el corazón de ver a mis hermanos ahí, que están sembrando y que se les seca y ahí están otra vez de tercos, pobrecitos, volviendo a resembrar. Y de escuchar los comentarios de “no sé qué vamos a hacer con el ganado, no hay agua, no hay pasto, tampoco hay agua para sembrar; pues, sí lo sembramos, pero pues no nace, o sea, no se da”.

Entonces es mucha tristeza y mucha impotencia mirar estas cosas porque, para mucha gente no hay opción; para la mayoría de la gente de los pueblos no hay opción, que digan, “pues si se llega a acabar el agua, si nos tenemos que ir, pues tenemos opción”. Y no hay. No hay opción.

No hay opción. El futuro se mira muy incierto para todos los pueblos del río. Sí es cierto, hay personas que tienen dinero y que tienen ranchos y que tienen la posibilidad de irse a otras partes, pero son muy pocas, muy poquitas.

Entonces yo no sé si el gobierno no hace conciencia, si no aplica las leyes como son, pues yo no sé qué va ser de nuestras familias, de las personas que viven en los pueblos. No hay opción.

Y eso sí me afecta muchísimo, anímicamente me afecta muchísimo; me da mucha lástima toda la gente, no nada más mi familia, sino toda la gente. Es desesperante.

No es que uno esté pidiendo que se acabe el trabajo de la mina, uno está muy consciente de que es una fuente de trabajo, pero que hagan lo propio, tienen con qué hacerlo, ¡les sobra el dinero, les sobran las ganancias económicas que obtienen a diario, son millones! Que ellos hagan su negocio y su dinero, pero que hagan lo que tienen que hacer.

En Estados Unidos tienen también muchas minas funcionando, y por qué allá sí hacen lo que tienen que hacer, por qué no respetar en su país lo que respetan en otros, que reciclen agua, que traigan agua del mar, qué sé yo, que hagan lo que tienen que hacer. Tienen ingenieros, tienen sus recursos económicos, que nos dejen a nosotros.

Que le dejen a la pobre gente humilde lo que es de ellos, que no le estén quitando la vida, porque sin agua no hay vida, que se la dejen, que la dejen y que ellos sigan su negocio y que nos dejen a nosotros el agua. Porque nosotros sí que no tenemos opción, ellos tienen muchas opciones, pero aquí en lo que es el río no hay opción. Sin agua no hay vida y no hay opción.

Ellos pueden migrar, ellos pueden irse a otra parte, ellos pueden trabajar en otra parte; de hecho, si hicieran lo propio pueden trabajar ahí, nadie les dice que no trabajen. Pero sí, para el pueblo, para la gente humilde, para la gente que vive de la ganadería, que vive de las milpas, porque es lo que come la gente aquí. Aquí la gente, si es época de bellotas, van y juntan bellotas, las venden; ahorita que es época de maíz, de toda la verdura que siembra, es lo que come la gente. Aquí, por ejemplo, rara vez la pobre gente come carne, No es que uno esté pidiendo que se acabe el trabajo de la mina, uno está muy consciente de que es una fuente de trabajo, pero que hagan lo propio, tienen con qué hacerlo, ¡les sobra el dinero, les sobran las ganancias económicas que obtienen a diario, son millones! Que ellos hagan su negocio y su dinero, pero que hagan lo que tienen que hacer.

En Estados Unidos tienen también muchas minas funcionando, y por qué allá sí hacen lo que tienen que hacer, por qué no respetar en su país lo que respetan en otros, que reciclen agua, que traigan agua del mar, qué sé yo, que hagan lo que tienen que hacer. Tienen ingenieros, tienen sus recursos económicos, que nos dejen a nosotros.

Que le dejen a la pobre gente humilde lo que es de ellos, que no le estén quitando la vida, porque sin agua no hay vida, que se la dejen, que la dejen y que ellos sigan su negocio y que nos dejen a nosotros el agua. Porque nosotros sí que no tenemos opción, ellos tienen muchas opciones, pero aquí en lo que es el río no hay opción. Sin agua no hay vida y no hay opción.

Ellos pueden migrar, ellos pueden irse a otra parte, ellos pueden trabajar en otra parte; de hecho, si hicieran lo propio pueden trabajar ahí, nadie les dice que no trabajen. Pero sí, para el pueblo, para la gente humilde, para la gente que vive de la ganadería, que vive de las milpas, porque es lo que come la gente aquí. Aquí la gente, si es época de bellotas, van y juntan bellotas, las venden; ahorita que es época de maíz, de toda la verdura que siembra, es lo que come la gente. Aquí, por ejemplo, rara vez la pobre gente come carne,

Estamos muy, muy equivocados, porque ellos también viven del pueblo. Los puestos que tienen son porque el pueblo los eligió. Y yo siento que deben cumplir sus obligaciones, que el pueblo los asignó, deben de darle una solución al pueblo, porque el pueblo los eligió. No los eligió Grupo México, los eligió el pueblo. Grupo México son unos cuantos y el pueblo es el que los eligió. Y por ellos, por el pueblo están comiendo y por el pueblo tienen su salario.

¿Algo más que desees agregar?

Pues es eso, que apelo y tengo esperanzas de que se les remueve el corazón y que no manden mensajeros, que no manden a representantes, que ellos vengan. Por ejemplo, que venga el gobernador, que vengan las autoridades y que vean con sus propios ojos lo que está sufriendo el pueblo, para que se den cuenta y a ver si así se apuran a hacer algo o reaccionan. Que no manden representantes, que ellos mismos vengan, y que visiten los campos, que visiten a la gente mayor, a la gente humilde, que vean que no hay agua, que vean las tierras secas, que vean el ganado, toda la mortandad de ganado.

La falta de agua afecta la economía de los pueblos: Delma Yánez

En Bacoachi, Sonora. Delma Yánez y su hija Victoria se dedican a la preparación y venta de comida; como la mayor parte de los pobladores, también se han visto afectadas con el desabasto de agua, tanto para las labores de aseo personal, domésticas y las necesidades de higiene para el espacio donde trabajan 

No obstante, Delma asegura que desde que se instaló el paro pacífico en el Cañón de Evans, para que no pasaran las pipas con agua rumbo a la mina Buenavista del Cobre, la situación mejoró un poco. Para abastecerse de agua tenían que recoger la que podían en cubetas, y limpiar y lavar en la medida de lo posible en ese tiempo que saliera agua de las llaves.

La entrevistada señaló que quienes se dedican a otras actividades, como agricultura o ganadería, sí están mucho más afectados.

Económicamente a ellos sí les pegó también muchísimo porque tenían que estar gastando diariamente, en gasolina principalmente, para estar yendo a sus ranchitos o a donde tienen el granado a llevar agua.

Hasta hubo personas con accidentes, porque tenían que estar quemando una planta que se llama choya, la queman y lo que le extraen se lo dan al ganado, por la escasez de recursos económicos; entonces hubo personas que estuvieron hospitalizados con quemaduras graves. Se lamentan mucho de la situación, de que hay muy poco dinero, se les murió mucho ganado, muchísimo, por falta de agua y comida.

En cuanto a la agricultura, se redujo muchísimo en el pueblo, quizás un 50% ya no pudo sembrar porque no tenían agua y no se quisieron arriesgar, y eso también se refleja en la economía del pueblo, porque se hizo una inversión, pero muy pocos pudieron obtener un producto para comercializar, a muchos no se les dio nada.

Hay personas que están en contra de la explotación del recurso, pero que no se manifiestan o no expresan esta inconformidad, ¿qué les diría?

Platicamos mucho con las personas para que traten de concientizar que esto es por el bien de todos y cada uno de los habitantes de este pueblo, porque todos consumimos agua, en el hogar o en lo que sea. Es un movimiento que realmente es para el beneficio de toda la población.

“Es injusto que quieran dejar sin agua a la gente de estos pueblos”: María Elena García

María Elena García Ramírez nació en Los Álamos, en el municipio de Bacoachi. Ella vive entre Agua Prieta, Sonora y Tucson, Arizona y en una visita que hizo a su familia, decidió acompañarlos en el paro en el Cañón de Evans.

Sentada en una silla plegable y bajo el toldo azul que protege a los defensores del agua, del sol, de la lluvia y del viento, María Elena conversaba con quienes tuvieron la guardia diurna de 7:00 a 19:00 horas de un domingo.

¿Qué opina del desabasto que vive las personas de estos pueblos por la explotación minera?

Pues, precisamente por eso estoy apoyando aquí, porque no se me hace justo que quieran dejar a la gente de estos pueblos sin agua. Se me hace injusto. Es la primera vez que estoy, y voy a apoyarlos también con lo que necesiten.

¿Qué le comentan de esta situación?

En realidad, no dicen nada malo, nomás que no están de acuerdo, que no deberían estar sin agua. Yo los apoyo, porque yo soy de aquí, tengo mucha familia, mis padres eran de aquí. El agua es vital y todo el mundo la necesitamos.

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