En 2013 empezaron con la pesca ilegal de Totoaba, un pez poco conocido que vale igual que la cocaína. Para 2015 le entraron al tráfico de la vaquita marina, hasta casi extinguirla. Hoy, el crimen organizado de Baja California va sobre la medusa bola de cañón.
La razón: quieren boicotear el negocio porque los narcos de Sonora comercializan la especie en Asia y obtienen las ganancias suficientes para subsidiar a sus sicarios y comprar armas.
El 10 de junio se esperaba que centenares de pescadores del Golfo de Santa Clara zarparan para arrancar la temporada de pesca de la medusa. Sin embargo, las pangas se quedaron en tierra porque llegaron las advertencias del narco: en la zona de Mexicali tablearon a unos choferes que transportaban sal, el insumo que se usa para deshidratar a la medusa. Se requieren 50 mil toneladas y todas se compran en salineras bajacalifornianas.
“Tablearon a los choferes y luego quemaron los camiones que venían cargados con sal, por eso todo está parado”, cuenta uno de los pescadores de Santa Clara. “Tenemos mucho miedo, es una advertencia y con esa gente no se juega”.
Los narcos bajacalifornianos mantienen una guerra contra grupos delincuenciales asentados en San Luis Río Colorado y en el Golfo de Santa Clara.
“La maña de Baja se enteró de que la maña sonorense se estaba beneficiando de la pesca de medusa y han decidido bloquearnos”, dice otro pescador. “Según la maña de Baja, nosotros terminamos financiando y armando a sus rivales. Por eso está tan tenso todo esto”, relatan los pescadores.
Otro de los pescadores platica que, desde el año pasado, el crimen organizado de Sonora empezó a exigir una tajada del fructífero negocio de la medusa. “Tuvimos amenazas y recurrimos a la Guardia Nacional”, cuenta otro pescador. “Y sí, nos cuidaron, pero les voy a ser sincero, como la Guardia no puede cuidarnos día y noche, tuvimos que acceder a darles dinero a los narcos porque no queríamos problemas”.
La temporada de extracción de medusa o agua mala dura apenas dos meses, pero se extiende hasta los cinco con los procesos de acopio, tratamiento y exportación. Tan sólo en el Golfo de Santa Clara se crean poco más de cinco mil empleos y los pescadores obtienen unos 320 millones de pesos.
Sólo en esta zona se exportaron entre 80 mil y 100 mil toneladas de medusa. Todo se fue directo a Corea, Singapur, Japón, Vietnam y China, donde existe una alta demanda de agua mala para el consumo humano y para las industrias farmacéutica y cosmetológica.
“La pesca de medusa vino a dar un respiro al Golfo de Santa Clara”, dice otro pescador y recuerda cómo se fue a pique la zona una vez que empezó la veda de la vaquita marina. “Apenas salimos de una para entrar a otra, pero ahora con los narcos. Quién sabe qué vaya a pasar”.