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Maxi, el niño que superó el cáncer después de 123 quimioterapias

La leucemia linfoblástica aguda es un tipo de cáncer común en niños y gracias al tratamiento oportuno, Maxi pudo superar su enfermedad

Maxi es un niño de solo 9 años y a su corta edad superó una larga batalla contra un tipo de cáncer llamado Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA). El pequeño originario de Chiapas recibió 123 quimioterapias, 86 transfusiones de sangre, 35 aplicaciones de compuestos plaquetarios y cinco aplicaciones de aféresis.

Maxi fue diagnosticado con su enfermedad a los 6 años, en abril de 2021, y desde entonces, ha recibido atención en el Centro de Referencia Estatal para la Atención del Niño y la Niña con Cáncer (OncoCREAN) del IMSS, en el Hospital General de Zona No.1 Nueva Frontera en Tapachula.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) dio a conocer su historia para reconocer su inquebrantable determinación y compromiso con el tratamiento que, en conjunto con el apoyo de su familia, permitió que el pequeño se recupere de la Leucemia Linfoblástica Aguda.

Luego de tres años de tratamiento integral contra la leucemia, el pequeño Maxi pudo tocar la emblemática “campana de la vida”. 

Leucemia linfoblástica aguda, un cáncer común en niños

De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos, la leucemia linfoblástica aguda en niños es un tipo de cáncer en el que la médula ósea produce demasiados linfocitos (un tipo de glóbulos blancos). Es el tipo de leucemia más frecuente en los niños y también se conoce como leucemia linfocítica aguda.

Kids Health señala que la médula ósea es un material esponjoso presente en el interior de los huesos que produce glóbulos blancos, rojos y plaquetas. Cuando se desarrolla la leucemia, los glóbulos blancos se vuelven anormales y no cumplen con su función, que es proteger al organismo de los gérmenes.

Los glóbulos blancos anormales se acumulan en la médula ósea, entran en el torrente sanguíneo y pueden extenderse a otras partes del cuerpo, como los ganglios linfáticos, el cerebro o el hígado.

Los niños con leucemia linfoblástica aguda pueden desarrollar anemia y con ello, presentar síntomas como palidez, cansancio o debilidad. El niño también puede manifestar dolor óseo o articular, ganglios del cuello o ingle inflamados, falta de apetito, manchas rojas en la piel, sudores fríos, fiebre y dolor abdominal.

Como los glóbulos blancos no pueden combatir infecciones, los niños con este tipo de leucemia sufren de infecciones virales o bacterianas constantemente.

“Los sueños son más grandes que el cáncer” 

La doctora Ana Berenice Aguilar Román, médica oncóloga pediatra adscrita al OncoCREAN del Seguro Social en Chiapas, fue quien diagnosticó al pequeño Maxi con leucemia linfoblástica aguda e inició su tratamiento de quimioterapias.

La subespecialista del IMSS señala que, durante los tres años de tratamiento del cáncer, Maxi estuvo hospitalizado en múltiples ocasiones y recibió sesiones tanto intrahospitalarias como ambulatorias de quimioterapia.

El pequeño Maxi presentó complicaciones propias de la enfermedad durante su diagnóstico, pero fue atendido oportunamente en todo momento.

La doctora Aguilar señala que el diagnóstico a tiempo del padecimiento de Maxi fue clave para que el tratamiento tuviera mayores probabilidades de éxito.

Marbella, madre del pequeño Maxi asegura que este proceso fue más fácil de sobrellevar gracias al apoyo de los médicos y médicas, así como de enfermeras y enfermeros, camilleros y otros pacientes, a quienes llegaron a ver como una “familia oncológica”.

Causas de la leucemia linfoblástica aguda

En la mayoría de los casos, no se sabe las causas exactas de la leucemia linfoblástica aguda, pero se ha visto que algunos factores pueden incrementar el riesgo, como: 

  • Exposición a la radiación
  • Tratamientos pasados con fármacos de quimioterapia 
  • Recibir un trasplante de médula ósea 
  • Exposición a toxinas como el benceno 
  • Tener hermanos con leucemia
  • Síndrome de Down u otros trastornos genéticos

Ante los síntomas de sospecha de la enfermedad es fundamental acudir de inmediato al médico a que se realicen pruebas de sangre que ayuden a conocer las causas de las molestias. Si hay leucemia linfoblástica aguda, se debe comenzar lo más pronto con el tratamiento, que tiene por objetivo que los conteos de glóbulos blancos vuelvan a la normalidad. 

La quimioterapia es el primer tratamiento que se prueba con el objetivo de lograr una remisión, es decir, que la médula ósea se vea sana bajo el microscopio. 

Después de la remisión, puede ser necesario un tratamiento adicional, como radiación o trasplante de células madre o de médula ósea, aunque todo dependerá de la edad del paciente y el avance de la enfermedad. 

Afortunadamente, la mayoría de los pacientes responden bien al tratamiento si se hace un diagnóstico oportuno.

Tomado de La Jornada

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