16 septiembre, 2024
Opinión

Los cabilderos de Peña Nieto

Antes de ser diputado federal, Ernesto de Lucas Hopkins fue secretario de Seguridad Pública en su natal Sonora. Su jefe, el gobernador priista Eduardo Bours Castelo coincidió en el periodo sexenal con la gobernadora de Arizona, Janet Napolitano, quien en el 2009 se convirtió en secretaria de Seguridad Interior de la administración de Barack Obama.
Originario de Magdalena de Kino, De Lucas Hopkins llegó a San Lázaro cuando apenas tenía 28 años y muy rápido estableció contacto –por intercesión de Emilio Chuayffet– con el poderoso presidente de la Comisión de Presupuesto, Luis Videgaray Caso, quien lo reclutó al “equipo nacional” que trabajaría para la nominación de Enrique Peña Nieto para el 2012.
Su experiencia como coordinador de seguridad en la frontera norte sirvió fue aprovechada en la proyección de la imagen del político mexiquense a nivel global. Y gracias a sus contactos con la oficina de Napolitano, logró que la poderosa funcionaria los recibiera en Washington DC.
Durante la campaña presidencial del 2012, el Pato sería uno de los contactos del candidato tricolor con las agencias de seguridad del gobierno estadounidense. ¿Sus contrapartes? Alan Bersin, Dennis Burke y Marco A. López Junior, quien fungió como jefe de la Oficina Aduanas y Protección Fronteriza (Bersin era el titular de la CBP) justo antes de fundar Intermestic Partners, una de las consultoras extranjeras que –ahora se confirma– asesoró a Peña Nieto.
De Lucas Hopkins estuvo en la coordinación de vinculación con el sector empresarial, que durante esa campaña electoral manejó el empresario Roberto Alcántara. Ambos reportaban directamente a Luis Vega, secretario de finanzas del CEN del PRI, quien estuvo a cargo de conciliar las erogaciones y no rebasar los topes de gasto establecidos por la autoridad electoral.
En el otoño del 2011, en Nueva York, Peña Nieto y Luis Videgaray invitaron a Emilio Lozoya Austin a integrarse formalmente como coordinador de asuntos internacionales, con la función principal de posicionar la imagen del candidato a escala global y la encomienda de gestionar recursos de empresas extranjeras para financiar la campaña presidencial.
Las prerrogativas recibidas por el PRI y sus aliados no pagaron esos servicios. “Había que cubrir muchos gastos en asesores extranjeros y nacionales, así como en otros rubros”, argumentaban los promotores del exgobernador del Estado de México, quien buscaba conquistar la candidatura, sin opositores internos.
En la torre de Luis Maccise, en Lomas Palmas, estuvo el cuartel del equipo peñista, comandado por Luis Videgaray. Y en una casona en las cercanías despacharía el candidato. Lozoya Austin recibió la instrucción de gestionar recursos económicos para cubrir diversos pagos a consultores en materia electoral.
Para esos efectos, Lozoya pidió a Luis Weyll que Odebrecht aportara 6 millones de dólares y que cuando Peña Nieto ganara se verían beneficiados. “Hablamos del incremento en la construcción de obras y con ello, el aumento en los contratos si al ganar Peña Nieto se materializaba la reforma energética”.
Era la concreción de una añeja promesa. A mediados de abril del 2010, seis meses antes de entregar la gubernatura del Estado de México, Peña Nieto realizó una gira de trabajo por Sudamérica, coordinada por su entonces asesor en relaciones internacionales, Arnulfo Valdivia. En Brasilia, la delegación mexiquense acudió a la sede de la constructora. Allí Weyll y Marcelo Odebrecht ofrecieron apoyo económico a la posible postulación de Peña Nieto como candidato presidencial.
Weyll y Luis Videgaray eran los contactos. En el 2012, luego del triunfo electoral, Peña Nieto regresó a Brasil y Odebrecht le ofreció una comida en su casa, en Sao Paulo.
A la petición de Lozoya, Weyll respondió con una contrapropuesta: Odebrecht podría apoyar 4 millones de dólares, de los cuales 2.5. millones de dólares serían íntegros para la campaña y 1.5 millones, para el coordinador de asuntos internacionales.
Videgaray Caso, quien entonces era coordinador general de la campaña de Enrique Peña Nieto, urgió a la entrega del dinero pues ya había contratado a una serie de consultores electorales y era necesario cubrir sus honorarios.  
Los gastos de la campaña eran mayores a la disponibilidad de los recursos y Videgaray era insistente en el sentido de gestionar la entrega de los recursos para cubrir las deudas que se habían generado.
“Se me hizo fácil proporcionarle a Weyll una cuenta corporativa de Latin America Asia Capital Holding Ltd, una de mis empresas que tenía en Suiza”. Los depósitos fueron realizados a principios del año 2012.
Entre los adeudos saldados con los donativos de Odebrecht destacan las cuentas con el encuestador Sergio Bendixen, quien trabajó para la campaña presidencial de Bill Clinton junto con Mark Penn, y con el publicista José Eschenazi, dueño de las firmas Soccer Media Solutions, Enfasys Digital y MBL World, especializadas en la contratación de publicidad en estadios de futbol y en el servicio de edecanes.
Una semana antes de que se conociera íntegramente la denuncia que Lozoya Austin presentó ante la FGR ya había trascendido que los asesores extranjeros de Peña Nieto en el 2012 eran distintos a los señalados por Ricardo Monreal. Además de los enlistados, figuran Lloden Sabat Consulting –involucrado en el Monexgate a través de Grupo Koleos y Grupo Empresarial Tiguan–, The Markham Group y CLS Strategies.