PACHUCA, Hgo., 26 de junio de 2023.- No llevaba ni un mes en el cargo como delegado del PRI Nacional en el estado de Sonora, y el priísmo de aquella región ya estaba pidiendo la cabeza de Jorge Mead Ocaranza por el “trato indigno e irresponsable” que le daba a la militancia de aquella norteña entidad y porque intentó manosear y cargar los dados en la contienda interna para renovar la dirigencia estatal.
Su trato grosero, altanero y sobre todo su desconociemiento de la clase política Sonorense, obligó a que en junio de 2022 un grupo de priistas entre ellos alcaldes, consejeros políticos y militantes publicaran un desplegado para exigirle al dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas que lo destituyera del cargo pues su presencia solo generaba problemas y agudizaba la división del PRI de Sonora.
El dirigente nacional del tricolor escuchó los reclamos y removió del cargo a Jorge Mead y a un año de esas protestas decidió enviarlo como delegado a Hidalgo, donde el priismo no vive su mejor momento debido a la desbandada de militantes entre los que se cuentan un exgobernador, diputados, alcaldes, síndicos, regidores y presidentes de comités municipales.
El pasado 13 de junio Jorge Meade fue nombrado como delegado del CEN en Hidalgo ante la renuncia pública que presentó el exdiputado federal José Antonio Rojo. Apenas lleva 13 días en su encargo y la conducta y el rancio estilo de Jorge Mead es el mismo que adoptó en Sonora; no conoce el estado, ignora sobre la militancia priísta y su clase política pero aún y con eso intenta imponerse con altanería aun por encima de los argumentos que le esgrimen los que si conocen su territorio.
Detrás del listado de puestos que a lo largo de su trayectoria ha ocupado Jorge Mead y que están desglosados en su ficha curricular se asoma el perfil de un político conflictivo que lo persiguen los fracasos, pues no solo cuenta su desastroso paso por Sonora sino también su frustrado anhelo de ser gobernador de Morelos hasta que fue aplastado en las urnas por el tristemente célebre Cuauhtémoc Blanco.
En tiempos donde el priismo hidalguense necesita de una urgente operación cicatriz para evitar que continúe la fuga de militantes y de líderes que apuesten por la conciliación y no por la soberbia, Mead llega para abonar aun más a la división y al desencanto del priismo hidalguense.
“No queremos en Sonora a Jorge Meade porque nos ha faltado el respeto, y porque está lastimando al priismo sonorense”, con estas palabras de Zaira Fernández y Pascual Soto, entonces aspirantes a la presidencia y la secretaría general del PRI Sonora corrían a Jorge Mead del norte.
Las mismas palabras, no tardarían en salir de la militancia tricolor que aún queda en Hidalgo.