25 noviembre, 2024
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La disputa por el agua en Sonora

Como parte de una investigación que llevamos haciendo desde hace tiempo sobre una serie de acontecimientos ligados a la captura económica del estado, me reuní hace un año con el ex gobernador de Sonora Guillermo Padrés. Hablamos varias horas en un rancho de Hermosillo en el que pasaba la mayor parte de su tiempo, tras salir de la prisión en la que fue encerrado bajo cargos de corrupción.
Durante la conversación surgió el tema del Acueducto Independencia construido en su administración para dotar de agua de la Presa El Novillo a la capital sonorense. Una obra de 150 kilómetros de extensión que provocó un enfrentamiento con el entonces presidente Enrique Peña Nieto y que a la postre, según Padrés, generó su encarcelamiento de más de dos años.
“Esta es una historia no contada”, me advirtió, para luego matizar: “esta es una historia mal contada por mis adversarios políticos, la cual tiene mucha profundidad y va a tener una trascendencia a lo largo de los años de Sonora”.
Con casi un millón de habitantes, Hermosillo es una ciudad en medio del desierto a la que constantemente se le van agotando las fuentes de abastecimiento de agua. Antes del Acueducto Independencia, se habían llevado a cabo exploraciones infructuosas de cuencas cercanas para extraer agua del subsuelo. También habían fracasado proyectos como el de otro ex mandatario sonorense, Armando López Nogales, por instalar una planta desalinizadora.
Así fue quedando como única opción la posibilidad de acarrear agua desde una presa usada en su mayoría por los agricultores de Ciudad Obregón, la segunda ciudad más importante de Sonora.
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“Nuestros hermanos del sur del estado de Sonora, precisamente los agrotitanes, los agricultores más fuertes de Ciudad Obregón, siempre se opusieron. Todos sabemos los grandes capitales que radican ahí y la fuerza política que tuvieron. Pasaron gobernadores que no pudieron solucionar esto, pasó el tiempo y se venía agravando de una forma extraordinaria la falta de agua aquí en Hermosillo, al grado de que ya no había viabilidad para nuevos fraccionamientos, parques industriales ni desarrollos de vivienda en Hermosillo, porque ya no había factibilidad de poder proveerles el agua en esas áreas”.
“Era un tema sumamente delicado porque ibas a las escuelas de los niños y veías como sufrían al no tener agua ni en los bebederos ni en los baños. En una gran parte de la población de aquí de Hermosillo no tenían el vital líquido. Veías a las familias el cómo batallaban con sus cubetas de agua y con un tinaco. Era algo insostenible. Había que hacer algo con el agua”.
¿Cómo decidieron construir el Acueducto?
Vimos todas las opciones: desalinizar, traer agua de otras cuencas, del subsuelo y analizamos programas de ahorro en el recurso hídrico. Buscamos todas las formas y con todo el apoyo técnico de Presidencia de la República de Felipe Calderón se decidió que debería ser el Acueducto Independencia, porque era el más viable.
Tratamos de consensuarlo con los agrotitanes de Obregón. Que cedieran un poquito de su agua para Hermosillo sin causarles ningún problema, porque es una fracción pequeña lo que necesita Hermosillo de agua en comparación a los volúmenes que ellos manejan en aquella cuenca, pero nunca pudimos contar con ese apoyo de los agrotitanes de Obregón, incluso querían sumar a muchas comunidades de los yaquis y no lo pudieron hacer, pero si hablaban en nombre de ellos.
Fue una lucha y una negociación sumamente difícil entre el gobierno del estado, el gobierno federal y los empresarios por todos los medios posibles, pero no se logró. Hubo unos pueblos generosos y aquí está un tema muy importante. No fue precisamente el agua del Valle del Yaqui la que le está dando la viabilidad a que Hermosillo tenga agua, sino la de los pueblos de la sierra los que lo decidieron. Ellos cedieron una parte de sus volúmenes de agua autorizados y logramos hacer la obra.
¿Y cómo fue el proceso de negociación política?
Sabía que me iba a enfrentar a esas fuerzas políticas. Sabía que íbamos a tener un grave costo político en lo personal y en la soledad dije: “yo no vine nada más a hacerme tonto. Tengo que entrarle y resolver el problema del agua de Hermosillo de una vez por todas, anteponiendo todos los intereses”; y así fue: logramos hacer el Acueducto Independencia, aun cuando en campaña el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió a cerrarlo. Él vino y dijo que lo iba a cerrar, que lo iba a acabar.
¿Ahí empezó el conflicto con Peña Nieto?
Sí. Nosotros lo terminamos. Solucionamos el problema de Hermosillo con muchas penas y falta de recursos, pero sabíamos que teníamos que hacer algo. A Peña, ya como presidente le siguieron recordando su compromiso de cerrar el Acueducto Independencia y yo llego a todas las mesas a poner todas las opciones para poder ayudar a quienes se sentían afectados que no son afectados y el tiempo me ha dado la razón.
¿Y cómo fue la negociación con los agricultores de Obregón?
Esos agricultores le hicieron un gran daño a la gente de Ciudad Obregón. Hubo miles de millones de pesos que se ofrecieron para el desarrollo de las familias más necesitadas de Cajeme y no los aceptaron. Inclusive, mucho más dinero del que hubiera podido representar sembrar con esa agua que se vino a Hermosillo, pero tampoco lo aceptaron, porque se veían afectados sus intereses políticos y personales.
Le hicieron un gran daño, y la historia nos va a llevar a que lo sepan los ciudadanos de Cajeme. El daño que le hicieron esas personas a la comunidad de Cajeme, pero bueno, llega el presidente Peña, empieza una serie de mesas para tratar de conciliar el tema. Nosotros siempre con la mejor voluntad. Y te voy a platicar un tema que, casi nadie lo sabe, que cambió mi vida, a mí y a mi familia. Un día recibo una llamada del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, me dice que tiene un mensaje del Presidente, que si podía asistir de forma inmediata a la Ciudad de México. Ahí empezó lo que después me llevó a prisión. 
(CONTINUARÁ…)
Diego Enrique Osorno