20 octubre, 2025
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“El amparo no es un ‘chaleco antibalas’ para criminales”: Zaldívar

Defiende reforma y acusa “desinformación”; esta busca quitar el freno de mano” a la justicia y pone en jaque a deudores fiscales

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La Ley de Amparo, vista por críticos como un potencial retroceso en la protección de derechos, fue defendida categóricamente por el exministro Arturo Zaldívar con una frase lapidaria: el amparo “no puede ser instrumento en manos de delincuentes”.

En su papel de coordinador general de política y gobierno, Zaldívar ha salido al frente de la controversia, asegurando que la nueva legislación no limita las garantías individuales, sino que busca evitar que el recurso legal sea utilizado como una herramienta de evasión y dilación procesal.

¿Justicia ágil o restricción de derechos?

El eje de la defensa del exministro se centra en dos puntos clave: la agilización del proceso y el combate al uso indebido del amparo en materia económica. Zaldívar insiste en que la reforma responde a una “exigencia constitucional” para modernizar la justicia.

“Va a ser una justicia más moderna, más cercana, más accesible, esa es la finalidad primordial del juicio de amparo en esta reforma”, afirmó, destacando la apuesta por la justicia digital como la solución a mediano plazo para reducir costos y hacer el juicio más ágil.

Sin embargo, el punto de mayor fricción reside en el foco puesto sobre los créditos fiscales firmes. Zaldívar fue claro: las nuevas reglas buscan “impedir procesos dilatorios” que permiten a deudores fiscales evadir el pago al erario por años, lo que sugiere que la ley está diseñada para “quitarle el freno de mano” a la justicia recaudatoria del Estado.

Ante la ola de críticas, el exministro también alzó la voz contra lo que llamó una “campaña de desinformación”, posicionando la narrativa de que los amparos deben proteger derechos humanos genuinos y no servir de “escudo protector” para quienes buscan burlar la ley, sean estos delincuentes comunes o grandes deudores del fisco.

Con este enfoque, Zaldívar intenta reorientar el debate: de una supuesta merma de derechos, a una necesaria limpieza y modernización de un recurso legal que, a su juicio, había sido cooptado por intereses ilegítimos.