Hermosillo, Son.- Egresó de la Universidad de Sonora (Unison) como licenciada en Enfermería Tabys Elena Moreno Delgado, de la Generación 2018-2022, con notas sobresalientes, luego de permanecer como moradora de la Casa del Estudiante Sonorense (CES) durante casi cuatro años, desde 2019 a este diciembre de 2022.
Tabys Moreno se formó como profesional de Enfermería luego de una decisión personal tomada en 2014, cuando ingresó por casualidad a ser voluntaria de la Cruz Roja en su natal Empalme. Ella recuerda que inicialmente quería ser veterinaria, pero luego de su experiencia en la benemérita institución decidió ayudar a quienes padecían algún tipo de enfermedad, “siempre quise ayudar a los demás”. Desde tercer año de primaria obtuvo becas continuamente hasta el presente, gracias a su esfuerzo personal.
Recuerda que estuvo a punto de abandonar su proyecto personal porque su familia no podría ayudarla económicamente si se fuera más allá de Guaymas, donde le sería más accesible a la difícil economía familiar, así que hizo examen de admisión allí, en la carrera de Psicología, en el campus del puerto del Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON), mismo que aprobó. Pero determinó mejor seguir adelante con sus ideales, habló con sus padres, les informó su decisión, con sus propios ahorros pago su examen a la Universidad de Sonora, en Hermosillo, lejos de casa, a la carrera de Enfermería, donde fue aceptada al mes y medio de incertidumbre.
En un principio vivió en Hermosillo con familiares, pero la lejanía de su centro de estudio le obligó a buscar algo más cercano, así que tuvo que arriesgarse más y rentar un cuarto cercano, por unos meses que fueron muy difíciles.
En la escuela conoció a una compañera que era moradora de la Casa del Estudiante, para jóvenes de escasos recursos, quien le enseñó, según las propias palabras de Moreno Delgado, “las maravillas de ese mundo”: accesible, cerca de la UNISON y de los hospitales a los que tenía que acudir a prácticas. Tomó, por tanto, otra importante decisión en su vida. Visitó la CES, habló con el responsable, quien la enteró del funcionamiento del albergue, de su disciplina, tareas colectivas y sus objetivos, y optó por hacerse moradora.
“Me encantó la idea”, sobre todo del taller de danza, dado que después de clases y del hospital, bailar en la Casa era relajante, “era muy importante desestresarme y las actividades culturales de la CES me ayudaron y me han gustado mucho. Por eso pasé aquí, en esta Casa, los años que me faltaban por estudiar”.
Al principio tenía miedo, incertidumbre de estar en la Casa del Estudiante, “pensaba en cómo va a ser vivir con tantas personas, pero me recibieron super bien, fue muy padre, pude convivir con la compañera que me invitó a ingresar a la CES y me sentí bien”. Mujer acostumbrada a luchar para salir adelante, Tabys Moreno se adaptó rápidamente a su nueva vida en colectivo.
“Como a todos, la pandemia me hizo regresar a mi hogar durante un año, pero al reincorporarme a la CES, me recibió con los brazos abiertos, recibí un gran apoyo de una gran familia, de la nada pasé de un hermano a tener 15, 20 más. Es una experiencia muy bonita estar en la Casa del Estudiante, te abre los ojos.
“Es muy grato haber terminado mis estudios y haberlo hecho desde esta casa, ver aquí a todos, de diferentes semestres, ver egresar a otros antes que una, te motiva y motivas a otros.
“Actualmente soy pasante del servicio social y debido al porcentaje que obtuve en mi examen general de egreso, que fue sobresaliente, tomaré esa opción de titulación terminando mi servicio y quiero ejercer obviamente para seguir ayudando a todas esas personas que lo necesitan, sobre todo a las que menos tienen”.
Así fue como la Casa del Estudiante Sonorense vino a resolver el problema de una hija del pueblo humilde de Sonora para quien su propio esfuerzo no era suficiente para lograr su meta de superación, requería otro tipo de condiciones materiales que por sí solo el sistema educativo no proporciona. En la CES, producto de la lucha estudiantil de muchas generaciones de sonorenses, encontró ese mínimo de condiciones materiales y espirituales para continuar sus estudios como son las habitaciones que, aunque colectivas por género, se convirtieron para Tabys Moreno en un lugar modesto, pero seguro para dormir, con aire acondicionado en los días calurosos del extremoso clima hermosillense; sanitarios, una cocina colectiva atendida mediante roles con sus compañeras y compañeros, con roles de aseo y con sus talleres y todo ello a pocas cuadras de su escuela, en pleno centro de la capital del Estado.
En la Casa del Estudiante, esta joven triunfadora sonorense, aprendió que los estudiantes de origen humilde tienen mejores opciones si luchan de manera organizada; solos, separados, cegados por el egoísmo y el individualismo, serán fácil víctima de un sistema educativo deficiente, que está diseñado para expulsar a la inmensa mayoría de ellos de los dominios del saber, para terminar siendo simples peones, máquinas humanas insensibles y entrenadas para enriquecer a unos cuantos.
Una parte importante del éxito de Tabys y otros estudiantes fue el apoyo del pueblo de Hermosillo que cooperó cada vez que se veían obligados a salir a los cruceros de la ciudad a solicitar ayuda económica bailando o haciendo colectas de víveres, enseres y utensilios de cocina, muebles y otros: así, ella y sus compañeros solucionaron poco a poco carencias en la antigua casona de la calle Oaxaca, una de las más viejas de la ciudad.
La nueva profesionista deja una importante herencia en este albergue estudiantil, pues durante los más de tres años que en él vivió, no dejó de luchar solidariamente con sus compañeros por hacer realidad el sueño de conseguir un nuevo edificio para la CES. Fueron muchas jornadas, gestiones, mítines de protesta, combativas marchas y, en momentos extremos, tres o cuatro plantones, a veces bajo lluvia o extremos calores, pero finalmente se logró la ansiada construcción, justo a un lado de la casa que Tabys Moreno habitó, edificio nuevo que ella ya no disfrutará quizá en lo inmediato, pero que brindará mejores condiciones materiales a nuevas generaciones de estudiantes de origen humilde como ella. Tabys se va, pero deja a su paso una estela de coraje y combatividad, un buen ejemplo de moradora con buenos resultados concretos.
La joven empalmense, como profesionista mexicana, es producto del esfuerzo de contribuir a la formación de estudiantes honestos y sensibles, dispuestos a organizar y liderear a su pueblo en la lucha por una mejor forma de vida, por un gran cambio revolucionario, objetivo que se sintetiza en el programa de lucha por una educación crítica, científica, democrática y popular, lema de la CES, su razón de ser.
“Después de venir de un contexto de carencias y haber pasado por todo esto, me doy cuenta que muchas personas con menos oportunidades económicas y sociales son las que más enferman y las que más se deterioran, las que llegan mucho peor al hospital, también por desconocimiento; por eso mi objetivo es ayudar y, desde luego, seguirme preparando; me gustaría hacer una especialidad, maestría o por supuesto un doctorado, que me capacite y me dé esas herramientas para ayudar de la mejor manera a la comunidad”, concluyó.