En lo que se ha denominado un cambio radical de régimen político, el primer minuto del 13 de septiembre protestó como gobernador constitucional del estado, Alfonso Durazo Montaño.
Aunque Durazo insistió en polarizar lo que será su forma de gobernar respecto a sus antecesores, en la forma su asunción como Jefe del Ejecutivo Estatal discrepó sólo un poco respecto a las viejas usanzas.
En estos tres días de atenuada actividad el Gobernador brindó conferencias de prensa a los medios sin hacer anuncios espectaculares y también dio su primer grito con motivo de la independencia de México.
Se antoja pensar que al emitir el tradicional grito, estableció en su fuero interno algún paralelismo por arrebatar a Sonora de las garras de los que se apropiaron de ella impunemente, los últimos cinco sexenios.
Hoy, una vez sentado cómodamente en la oficina principal de Palacio de Gobierno, tiene grandes retos empezando por el aspecto financiero y terminando con la agobiante inseguridad donde tendrá que concentrar sus esfuerzos el de Bavispe.
Un político de elevados vuelos, al que le gusta gobernar en pantalón de mezclilla y con la camisa desfajada por ser más cómodo a la hora de las giras, según lo ha revelado.
Sin embargo y estamos muy seguros, es que una vez encarrerado en el ejercicio del poder sabrá fajarse no solo la camisa, sino también los pantalones para enfrentar, combatir y solucionar el tema de la inseguridad y la delincuencia.
Un fenómeno que está golpeando fuertemente a Sonora debido a la corrupción de los últimos gobernadores que en vez de entrarle al problema se aliaron con los delincuentes y en el mejor de los casos lo dejaron crecer con total indiferencia.