El desarrollo de la actividad agrícola en Sonora se sustenta en la tenacidad de sus productores, quienes han sabido superar las adversidades del clima extremoso de su desierto, logrando posicionar sus productos en los mercados más exigentes.
De acuerdo a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Recursos Hidráulicos, Pesca y Acuacultura (Sagarhpa) la entidad sonorense destaca por sus volúmenes de producción y calidad de sus productos, ostentando los primeros lugares en la producción de trigo, espárrago, vid de mesa, papa, sandía, calabacita, calabaza, cártamo, entre otros.
En lo que respecta al pasado periodo agrícola, hasta el mes de septiembre se cosecharon 5 millones 593 mil 954 toneladas de hortalizas, trigo, cultivos forrajeros, de maíz grano, de uva en sus diferentes modalidades, cítricos, entre otros cultivos. La producción obtenida en el 2019 fue de 6 millones 893 mil 661 toneladas.
Sin embargo, pese a que se trata de una actividad económica muy importante para la entidad, las condiciones laborales en los diferentes campos agrícolas no son las adecuadas, incluso los derechos humanos de los jornaleros son violentados.
Condiciones de trabajo
Eduardo Calvario Parra, investigador de El Colegio de Sonora (Colson) señaló que ha habido una falta de regulación laboral por parte del Gobierno federal desde hace décadas, pues a pesar de que existe un marco jurídico sobre las condiciones de trabajo, éste no es aplicado.
Detalló que además de no contar con un contrato, seguridad social y con prestaciones de ley, la mayoría de los trabajadores del campo tienen que hacerlo por más de ocho horas, y en caso de sufrir algún accidente no son beneficiados de alguna forma.
“También el asunto de donde se les tiene que pagar, se les tiene que pagar del trabajo, siguen usando figuras de intermediación, contratos informales, pero a veces se usan figuras llamadas contratistas, que a su vez estos contratan a los trabajadores, por supuesto que no les dan ningún tipo de seguridad ni nada laboral, simplemente el pago y lo hacen fuera del lugar del trabajo”, abundó.
El doctor en Ciencias Sociales mencionó que alrededor de cuatro de cada diez empresas cumplen con los requisitos necesarios para dar condiciones dignas para los jornaleros y que muchas de ellas recurren a la simulación para seguir operando.
Además últimamente han estado optando por pagarles por medio de tarjeta, lo cual es complicado para la población que no son hábiles para las tecnologías o sacar dinero de los cajeros, tal es el caso de los adultos mayores e indígenas que solo hablan su lengua materna.
“A veces las mismas empresas no están informadas de las personas que contratan para que a su vez contraten a los trabajadores, pero los intermediarios no son nada o son muy pocos serios con los que van a contratar, a veces hay engaños, no los dejan salir en ocasiones, tienen que salir a escondidas, no les cumplen lo que les prometieron del pago, de la comida, el hospedaje”, apuntó.
Para la población indígena es muy común que no haya traductor para las personas que hablan nada más su lengua materna, sólo en algunos campos por motivo de exportación a mercados internacionales, cumplen con los requisitos de ciertos estándares, como lo es la limpieza en el campo, los lugares de vivienda o espacios deportivos.
Transporte y trabajo infantil
Otra de las problemáticas es la inseguridad que existe en los trayectos hacia los campos agrícolas, ya que viajan en camionetas tipo Van, a las cuales les quitan los asientos para poder meter a más gente de lo permitido.
“Ha habido bastantes accidentes de jornaleros y jornaleras tanto en el valle de Guaymas, en la Costa de Hermosillo también, un poquito antes de la pandemia hubo un accidente muy dramático, eran muchos trabajadores”, aseveró.
Por otra parte, Calvario Parra indicó que en los campos agrícolas siguen presentándose casos en los que menores de edad acuden a trabajar, a pesar de que las autoridades de Gobierno cuenten con la campaña de que el trabajo infantil se erradicó.
“Sí existe, lo que pasa es que los mismos menores tratan de ocultarse porque sí hay unos casos que sí los regresan, hay otros casos que se hacen de la vista gorda, pero sí sigue habiendo, a pesar de que las autoridades desde hace tiempo, cuatro o tres años han dicho insistentemente que se ha acabado el trabajo infantil en el campo, pero sigue habiendo”, aseguró.
Manejo de pandemia
Según un estudio exploratorio que el investigador y su equipo de trabajo realizaron de junio a noviembre del año pasado, en los campos agrícolas sí se hicieron algunas modificaciones a los protocolos sanitarios para evitar contagios por Covid-19.
Sin embargo, señaló que no fue homogéneo, ya que algunos comenzaron tarde, otros sí lo hicieron desde que empezó la pandemia y otros le pusieron más importancia a la cosecha que a la seguridad de sus empleados.
“Por ejemplo en el transporte del poblado hacia los campos agrícolas, una de las recomendaciones es y sigue siendo la sana distancia, y pues ahí nosotros miramos que eso seguía siendo mucho aglutinamiento en los carros tipo Van, que meten más de la capacidad de lo que pueden llevar, porque si metes mas de la capacidad el mismo taxista puede ganar más porque le pagan según el número de trabajadores que lleve”, abundó.
Otras de las situaciones que descuidaron fue la promoción a la salud en tiempos de pandemia, ya que no se repartió material con información sobre el virus y las acciones para prevenir los contagios, salvo algunos anuncios sobre lavarse las manos.