Mientras el estado de Sonora celebra una reducción general del 19% en delitos de alto impacto, la capital, Hermosillo, se ha convertido en una peligrosa excepción. El más reciente informe oficial, compartido por Marco Paz Pellat, Vocero del Comité Ciudadano de Seguridad Pública, revela que los homicidios dolosos en la ciudad se dispararon un alarmante 35% en el último mes. Este repunte no solo contrasta con la tendencia estatal, sino que desvía la atención de municipios que históricamente concentraban la violencia, encendiendo un foco rojo en el corazón de Sonora.
El escenario en otros municipios que solían estar en el centro de la crisis de seguridad ofrece un contraste notable. Localidades como Cajeme y San Luis Río Colorado (SLRC) han reportado disminuciones importantes en sus indicadores delictivos. Este logro municipal se contrapone directamente con la situación de la capital, poniendo en entredicho la eficacia de la estrategia de seguridad implementada en Hermosillo y provocando controversia sobre las acciones locales. “Es un tema que debe llamarnos la atención y actuar de inmediato,” advirtió Paz Pellat.
Ante este preocupante panorama, el Fideicomiso para la Competitividad con Seguridad (Ficoseg) ha solicitado una reunión urgente con el alcalde de Hermosillo, Antonio Astiazarán. La organización ciudadana subraya que la escalada de violencia exige la implementación de medidas adicionales y una coordinación real con el gobierno estatal para contener la crisis. El vocero del Comité Ciudadano, si bien alertó que muchos de los homicidios están vinculados a conflictos que se arrastran desde Sinaloa, enfatizó que bajo ninguna circunstancia debe normalizarse este incremento en la capital. “No es una ciudad violenta por naturaleza, y no debemos aceptar como normalidad estos niveles de conflicto,” recalcó Paz Pellat, lanzando un cuestionamiento directo a la gestión de la seguridad en Hermosillo.